Hussein Osman ha sido uno de los primeros en volver a su barrio y constatar la triste realidad: de su casa apenas quedan las paredes.
"Soy el primero que volvió a vivir a Bonizet —barrio de Alepo—. ¡Mira lo que hicieron! Tendré que reconstruir toda mi casa", se lamentó el hombre. Fátima, la esposa de Hussein, casi no puede contener las lágrimas al recordar los horrores que han tenido que soportar durante la guerra. "A mi marido lo torturaban por la noche y durante el día lo obligaban a trabajar. Mientras tanto, nosotros no sabíamos qué le había pasado o si él seguía vivo o no", contó la mujer.
Los edificios ocupados por los terroristas eran usados no solo como puntos de almacenamiento, sino también para la producción de las armas que luego usaban en el ataque.
Actualmente, la ciudad recibe camiones cargados con ayuda humanitaria. Los productos, ropa y medicamentos traídos permiten a los residentes de Alepo sobrevivir y reconstruir gradualmente su vida.