El ministro Bert Koenders dio a entender al embajador Shulguín que la reacción de Rusia "arroja dudas sobre la integridad, el profesionalismo y la independencia" de los investigadores y que "esta crítica infundada es inaceptable", consta en el comunicado publicado en la web de Exteriores.
"Dada la naturaleza convincente de las pruebas, Rusia debe respetar los resultados que se han presentado, en lugar de impugnar la investigación y sembrar la duda", dijo Koenders.
El canciller holandés también pidió a Rusia que siga cooperando plenamente con la investigación y el posterior procesamiento y juicio, de conformidad con la resolución 2166 del Consejo de Seguridad de la ONU.
La víspera, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, lamentó la "baja calidad" y el carácter "politizado" de la investigación.
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El grupo de investigación conjunto integrado por expertos de Australia, Bélgica, Países Bajos, Malasia y Ucrania concluyó en su informe del 28 de septiembre que el Boeing 777 de Malaysia Airlines fue derribado en julio de 2014 por un sistema de misiles tierra-aire Buk transportado de Rusia a un área bajo control de las milicias de Donbás y, al poco tiempo, llevado de regreso al territorio ruso.
Descartan que el misil que derribó el #MH17 se disparara desde zonas controladas por #Kiev https://t.co/n17TLqebth pic.twitter.com/dE3dcBm1D5
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 28 de septiembre de 2016
La Fiscalía holandesa rehúsa por el momento responsabilizar del derribo al Estado ruso pero ya identificó a un centenar de personas implicadas que más tarde podrían convertirse en testigos o sospechosos.
A bordo de la aeronave se encontraban 298 personas, en su mayoría holandeses; no hubo supervivientes.
Ambas partes del conflicto en el este de Ucrania siguen cruzando acusaciones al afirmar que no disponían de la capacidad de derribar el Boeing malasio.