Graduado en el Colegio Militar de Ejército de la Paz, García Meza "fue cabecilla del golpe del 17 de julio de 1980 y se hizo del poder cuando contaba con 50 años", dice una reseña del expresidente e historiador boliviano, Carlos Mesa Gisbert.
La asonada golpista de García Meza, militares vinculados al tráfico de drogas y grupos paramilitares entrenados en Argentina, se inició con un alzamiento militar en la ciudad de Trinidad (este de Bolivia) y el asalto a la sede de la central Obrera Boliviana (COB) en La Paz.
"Organizado tan meticulosamente que incluyó la presencia de asesores argentinos incluso en la represión, la tortura y la organización de grupos paramilitares a cargo (del entonces coronel) Luis Arce", señala el investigador en su obra sobre la historia de Bolivia.
Gobierno represor
El Gobierno de Luis García Meza (1980-1981) se inscribe como uno de los más sangrientos que vivió el país sudamericano.
No fue sólo un Gobierno represor, sino que de acuerdo a las investigaciones históricas, estuvo vinculado al tráfico de drogas, negociados con bienes públicos, robo de documentos históricos como el diario de Ché Guevara y la explotación ilegal de piedras preciosas de La Gaiba (consideradas reserva fiscal) en el departamento de Santa Cruz (este).
En medio de la crisis política y económica que vivía el país en el proceso de transición hacia la democracia, grupos de extrema derecha de las Fuerzas Armadas y policías civiles desataron acciones sistemáticas de desestabilización y sabotaje.
En marzo de 1980, cuatro meses antes del golpe de García Meza, grupos paramilitares que participaron luego en el golpe del 17 de julio, torturaron y asesinaron el sacerdote jesuita Luis Espinal Camps.
El cuerpo de la víctima fue encontrado semidesnudo en la zona de Achachicala, en la periferia de la ciudad de La Paz.
Luego se sumarían otros crímenes que tuvieron la autoría de García Meza como el asesinato del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz y del dirigente sindical Carlo Flores en julio de 1980, así como la matanza de ocho altos dirigentes del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) el 15 de enero de 1981.
García Meza fue condenado en 1993 a 30 años de cárcel por delitos de lesa humanidad y tras haber cumplido 21 de condena, gran parte de ella internado en un hospital militar, ahora está realizando trámites para obtener la libertad condicional.