Entre algunos de los más conocidos que hoy se sientan en el banquillo de los acusados se encuentran los presidentes de las entidades bancarias Miguel Blesa y Rodrigo Rato, este último también ex vicepresidente de España y expresidente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las tarjetas, opacas al fisco, fueron usadas por los directivos y consejeros de la entidad, la mayoría representantes de partidos políticos y sindicatos.
Entre 1996 y 2012 gastaron más de 15,2 millones de euros en asuntos personales, fundamentalmente artículos de lujo, restaurantes caros, alcohol, viajes o cuestiones más personales como lencería.
Rato gastó, por ejemplo, 3.547 euros en marzo de 2011 en "bebidas alcohólicas" o 2.169 euros en cinco noches de hotel.
El expresidente del FMI además sacaba el dinero del cajero con su tarjeta opaca. Al menos 17.000 euros extraídos de 1.000 en 1.000 euros durante su presidencia de Bankia.
Para Blesa, presidente de Caja Madrid entre 1996 y 2010, el fiscal pide la pena más alta: seis años de prisión y 9,3 millones de indemnización.
Está acusado de autorizar la entrega de las tarjetas a los miembros del Consejo de Administración, la Comisión de Control y a los máximos directivos de la entidad.
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Para Rato, que dirigió la entidad entre 2010 y 2012, la Fiscalía pide cuatro años y medio de cárcel.
Este escándalo causó un gran malestar social debido a que la entidad tuvo que ser rescatada en 2012 con 23.000 millones de euros del Estado.