Los religiosos fueron denunciados como secuestrados, junto con el chofer de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, por un grupo de malhechores en las instalaciones religiosas, en el pueblo de Poza Rica, a unos 230 km al este de la capital, cerca de las costas mexicanas del Golfo de México, y aparecieron asesinados más tarde, pero el fiscal ha descartado un acto perpetrado por el crimen organizado.
"Víctimas y victimarios se conocían, estaban conviviendo y estaban tomando licor, después de cierto rato de estar conviviendo se descompuso esa reunión y se tornó en violencia", dijo el funcionario estatal a medios locales en la ciudad de Córdoba, Veracruz.
Los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez, de 50 años, y José Alfredo Suárez, de 30 años, fueron encontrados muertos a balazos, con señales de tortura y maniatados, en un paraje conocido como la Curva del Diablo, cerca de las costas del Golfo de México, dijo el lunes la Fuerza Civil de Veracruz.
El fiscal dijo a la prensa local que "no es un tema en donde algún sacerdote haya sido objetivo de la delincuencia organizada, no es un secuestro tampoco, estaban conviviendo", insistió.
Las autoridades veracruzanas tienen "nombres y caras de algunas personas, estamos en busca de los objetivos que son los probables autores", dijo el funcionario, pero no reveló la descripción de los sospechosos ni el presunto vínculo con los religiosos.
El chofer de la iglesia logró escapar de los secuestradores y se encuentra bajo resguardo de las autoridades.
La lista de pastores que han perdido la vida de modo violento de 1990 a 2015 la integran un cardenal, 36 sacerdotes, un diacono, cuatro religiosos, cinco laicos y una periodista católica, indica un recuento del Centro Católico Multimedial (CCM).
Durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) fueron asesinados 14 religiosos, ocho de ellos en 2014 y 2015, dice el reporte del organismo religioso.
En el primer semestre de este año, los homicidios dolosos aumentaron un 40% en todo el país latinoamericano, según cifras oficiales.