Otras 44 personas murieron en acciones que no contaron con la participación de las fuerzas de seguridad y además hubo 217 tiroteos en los que participó la policía y que se saldaron con dos agentes muertos.
“Es espantoso que las autoridades brasileñas y el Comité Olímpico afirmen que la estrategia de seguridad de Rio 2016 fue un éxito. Las fuerzas de seguridad fueron un agente provocador de violencia, dejando un rastro de decenas de muertos y heridos”, recuerda el director de Amnistía Internacional Brasil, Atila Roque.
En su opinión los abusos policiales se extienden también a invasiones de domicilio, amenazas directas y agresiones físicas y verbales, sobre todo a los habitantes de las favelas y periferias de Río, donde vive la población mayoritariamente negra y pobre.
La ONG, que durante los Juegos lanzó la campaña ‘La violencia no forma parte de este juego’, para alertar sobre las violaciones de derechos humanos en la ciudad, lamenta que el evento deportivo no haya dejado ningún legado en materia de seguridad pública.