"Cuando lo ingresaron al hospital estaba muy dolorido y al borde la falla renal; aceptó que le inyectaran un medicamento para aliviarle el dolor", pero "se negó a recibir suero intravenoso", dijo la fuente, que pidió no revelar su identidad.
Deyab está ingresado en el Hospital Maciel de la Ciudad Vieja de Montevideo, donde los médicos advirtieron a un grupo de amigos que lo acompañaban que, si continúa rechazando beber agua, el protocolo del hospital ordena la aplicación forzosa de suero y una solución con glucosa para salvarle la vida.
El hombre dijo la semana pasada que inició una huelga de hambre el 17 de agosto para conseguir que se lo traslade a un país árabe de modo de poder reunirse con su esposa y sus tres hijos, quienes se encuentran en Turquía.
Además, abrieron una página en la red social Facebook, "Vigilia por Jihad Deyab".
El sábado Deyab, de 45 años, anunció que extremaba su ayuno y ya no bebía ningún líquido, por lo que la deshidratación fue cuestión de horas.
De inmediato fue conducido al mismo hospital en el que está ahora internado y, tras unos exámenes de rutina, dado de alta.
El canciller Rodolfo Nin Novoa declaró a varios medios locales que el hombre se encontraba bien y que inclusive había comido algo en el vuelo.
Interrogado sobre esto, Deyab contestó que solo ingirió "algunos granos y un jugo para mantenerse en pie".
Deyab, quien pasó más de 12 años prisionero en la cárcel de Guantánamo sin cargos y sin juicio, reclama desde su llegada a Uruguay la reunificación con su familia que las autoridades del Gobierno de José Mujica (2010-2015) le prometieron cuando lo visitaron en la isla cubana.
Pero en todo este tiempo, esa promesa permaneció incumplida y ya hace tiempo que Deyab y su propia esposa están convencidos de que Uruguay no ofrece las condiciones para que puedan reconstruir su vida.
Tampoco cuenta todavía con camas, colchones y otros elementos básicos para alojar a su familia.
Deyab salió de Uruguay el 7 de junio rumbo a la ciudad del Chuy, fronteriza con Brasil, y el 26 de julio apareció en el consulado uruguayo en Caracas pidiendo ayuda para trasladarse a Turquía y reunirse con su familia.
Durante los años que pasó en la prisión para sospechosos de terrorismo, Deyab fue torturado y se decantó muchas veces por protestar mediante huelga de hambre, lo que le valió ser sometido a alimentación forzosa con sonda nasogástrica que le dejó muchas secuelas en su salud.