El nuevo impulso a las relaciones entre Tokio y Moscú fue aprobado por los mandatarios Shinzo Abe y Vladímir Putin, tras el encuentro que mantuvieron en Sochi, en mayo de 2016. La nueva estrategia está centrada en el desarrollo de los lazos económicos bilaterales a pesar de las discrepancias existentes en la cuestión de las Kuriles.
Por ello, los expertos rusos opinan que las últimas declaraciones tienen como objetivo real crear una atmósfera favorable al diálogo entre los líderes de los dos países en la próxima reunión bilateral entre Rusia y Japón que se celebrará el 2 de septiembre en Vladivostok.
"Los japoneses van a mantener su postura en la cuestión territorial. Por otra parte, ven la amenaza persistente y la presión tanto económica como militar por parte de China. Y además, entienden que se está produciendo un debilitamiento del papel de EEUU, que hace poco para 'disuadir' a China en los mares cerca de Japón. Esto provoca que Tokio busque un país con el que se pueda contar. En este sentido, Rusia es un socio seguro para Japón", explicó.
"Las relaciones económicas de nuestros países dependen de las grandes empresas japonesas. Pero hasta ahora, no han hecho nada 'grande' [para empujar la cooperación económica]. De todos modos, esto no impide que las pequeñas y medianas empresas sí que intenten entrar en el mercado ruso", recalcó.
Los lazos comerciales se están estrechando y varias compañías están dispuestas a empezar a trabajar en Rusia. Esto quiere decir que los países podrán cooperar, entre otras cosas, en el desarrollo del Lejano Oriente ruso y en los sectores del gas y del petróleo.