Amigos y allegados de Deyab "supimos que había comenzado la huelga de hambre el viernes 19 de tres fuentes diferentes", dijo a Sputnik Nóvosti el activista argentino-estadounidense Andrés Conteris, que sigue el caso del sirio que estuvo refugiado en Uruguay.

La situación de Deyab fue tratada al máximo nivel de las cancillerías de este país y de Venezuela, según supo esta agencia de fuentes en Montevideo.
La drástica medida de protesta de este hombre que estuvo más de 12 años preso en Guantánamo sin cargos, obedece a que los gobiernos de Venezuela y Uruguay están considerando solamente el retorno de Deyab a territorio uruguayo, cosa que Deyab rechaza.
Deyab apareció en el consulado uruguayo en Caracas el 26 de julio, luego de semanas ausentes de su domicilio montevideano, pidiendo ayuda para viajar a Turquía y reunirse con su familia.
De inmediato al salir del consulado fue detenido por agentes de seguridad venezolanos, según dijo a esta agencia una fuente de la embajada de Uruguay.
El hombre pasó luego a manos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), que lo mantiene arrestado en el edificio del Helicoide, según pudo comprobar esta agencia en exclusiva, al obtener además una fotografía del fichaje policial de Deyab.
Este miércoles se cumplirán cuatro semanas del encierro de Deyab, sin que se conozcan cargos en su contra y sin que se le hayan permitido visitas ni defensa legal.
El 17 de agosto, la Institución Nacional de Derechos Humanos de Uruguay (Defensoría del Pueblo) emitió una recomendación dirigida al Gobierno de este país recordándole que Deyab sigue siendo un refugiado para las leyes uruguayas y, por tanto, es responsabilidad del Estado velar porque se respeten sus derechos básicos.
Según Conteris, quien estuvo en Caracas entre el 1 y el 11 de agosto para ubicar el paradero de Deyab, tanto las autoridades uruguayas como las venezolanas están al tanto de que el hombre ha decidido extremar su medida de protesta negándose inclusive a beber agua.
Deyab fue uno de los huelguistas de hambre más persistentes mientras estuvo en Guantánamo, y padece trastornos de salud debido a los malos tratos a los que fue sometido y a la brutal aplicación de la alimentación forzosa con una sonda nasogástrica.