Turquía sigue dando apoyo a algunos grupos opositores que operan en el territorio de Siria, por lo que los esfuerzos conjuntos de la comunidad internacional de cerrar la frontera podrían verse amenazados.
El excónsul de Turquía en Erbil, Aydin Selcen, comentó a Sputnik la necesidad de cerrar la frontera y también las posibles consecuencias que esta decisión podría tener para Turquía.
"Teniendo en cuenta el hecho de que Rusia y los países occidentales plantean las mismas exigencias sobre el cierre de la frontera siria, Turquía tiene que revisar su política", afirmó Selcen, que añadió que "para garantizar su seguridad nacional y estabilidad interna, Ankara debe normalizar las relaciones con las comunidades kurdas en Siria".
De esta manera, comentó el experto, el tramo de 98 kilómetros de frontera entre Siria y Turquía que no está controlado por las Fuerzas Democráticas Sirias tiene que estar cerrado, algo que es "posible desde el punto de vista militar pero requiere de voluntad política".
Según el experto, en la práctica, el cierre de la frontera podría llevarse a cabo con el uso de las tecnologías necesarias, dirigibles, cámaras de vigilancia y aviones no tripulados. Además, la participación de las Fuerzas Aéreas de Siria y Rusia sería necesaria para asegurar el nivel de control requerido de la frontera.
Sin embargo, algunas agrupaciones apoyadas por Turquía podrían organizar actos de provocación en respuesta al cierre de la frontera, algo que podría ser evitado con una táctica de política exterior equilibrada y bien diseñada.
"El cierre de la frontera puede afectar a la seguridad nacional de Turquía de distintas maneras. Los grupos que anteriormente disfrutaban del apoyo turco podrían intentar llevar a cabo ataques terroristas", explicó Selcen.
En la Turquía actual, concluyó, la voluntad política se concentra en las manos del presidente, por lo que "la solución de este problema depende de los esfuerzos del Gobierno, que esperará una señal por parte del mandatario".