En vez de "disfrutar un mal café cada mañana", el estadounidense Evan Booth construyó una prótesis robotizada de la cafetera Keurig K350, y la llamó 'Hedberg'.
Le tardó unas 200 horas terminar su obra —que luego se convirtió en un vídeo de 5 minutos—, y lo más sorprendente es que utilizó solo herramientas de mano convencionales o pequeños instrumentos eléctricos.
'Hedberg' no es una escultura que se mueve, sino un instrumento potente capaz de llevar una taza o mantener un firme agarre.
Es poco probable que una persona ordinaria sea capaz de hacer algo semejante de una cafetera, pero la verdad es que el desarrollo de Booth nos hace pensar que, con imaginación y constancia, podemos transformar las cosas cotidianas en algo completamente extraordinario.