Entre otras cosas, en el aeródromo de Dalaman fueron apagadas las luces y se colocaron vehículos en la pista para prevenir el aterrizaje de otras aeronaves. Además, se alteró el código del avión presidencial para hacerlo pasar por uno de Turkish Airlines.
Sin embargo, el avión se vio obligado a cambiar la trayectoria porque dos cazas F-16, robados por los golpistas, empezaron a realizar maniobras. La aeronave presidencial comenzó a dar vueltas sobre el mar de Mármara.
La fallida intentona golpista del 15 de julio en Turquía se saldó con 238 muertos, sin contar a los amotinados, y a unos 2.200 heridos, según el Ministerio del Interior.
A raíz de la asonada, las autoridades turcas detuvieron a unas 26.000 personas, de las que más de 13.400 permanecían bajo custodia para el 3 de agosto.
Decenas de miles de jueces, policías, militares, otros cargos públicos y profesores fueron suspendidos en Turquía que declaró un estado de excepción por tres meses.