"Ahora ellos que se cuiden de mi (risas)… nuestro cuerpo técnico ha concientizado durante las copas del mundo, el hecho de saber, que ahora vienen por nosotros, tratarán de buscarnos para tratar de vencernos", afirmó en una entrevista a Sputnik Nóvosti.
El espadista venezolano llega sus terceros juegos olímpicos, la primera participación fue en Beijing 2008, después de un intenso entrenamiento en el Fencers Club de Manhattan en Nueva York.
La cita olímpica "cambió por completo muchas de las cosas que tenía en mente, sin embargo yo siempre lo dije, no sé cuánto me voy a tardar pero yo voy a ser campeón olímpico y lo logré, para mí ha sido el impulso necesario en la idea de la organización que llevamos en la esgrima del estado Bolívar, para seguir dando saltos de calidad en este deporte", expresa con orgullo el atleta nacido en Ciudad Bolívar (sureste), y que cumplirá 31 años el próximo 3 de agosto.
Limardo recuerda su medalla de oro en Londres, triunfo que dedicó a su madre, Noris Gascón, fallecida en 2010.
"Fue una emoción muy grande cuando gané la medalla de oro (…) En ese momento supe y asumí que iba a ser el segundo medallista de oro olímpico en Venezuela lo que me llenó de mucho orgullo", recuerda.
Desde el momento en el que Rubén hizo el toque que le dio el título en Londres, toda Venezuela se avocó a consentirlo y a expresar su admiración por un logro que pocos atletas pueden alcanzar.
Entrenamiento especial en Polonia
Para defender y revalidar su título olímpico, Limardo tuvo que reponerse de una lesión en el ligamento cruzado de su rodilla derecha; muy parecida a la que sufrió en 2008 en su rodilla izquierda luego de los juegos de Pekín; y ejecutar un plan de entrenamientos especial en la ciudad de Szczyrk, Polonia, bajo la tutela de su entrenador y tío Ruperto Gascón.
Esa lesión, que lo afectó en 2014, lo mantuvo alejado de las competencias y entrenamientos por al menos seis meses, lo que significó que una vez que pudo retomar los entrenamientos, los hiciera con mayor dedicación y enfoque para clasificar a Río, boleto que obtuvo en febrero de 2016 en la Copa del Mundo de Vancouver, Canadá.
"Polonia, como nación que ha desarrollado la esgrima, para nosotros se ha convertido en un país que nos ha aportado muchísimo, la primera vez que llegamos, por allá en el año 1998, el club Piast Gliwice nos recibió y nos brindó todo el apoyo, desde ese entonces, es donde he pasado la mayor parte de mi juventud, batallando y luchando desde los 14 años", explicó. (Sputnik)
El sueño olímpico de Limardo no se limita a sus aspiraciones personales, su vocación también está en masificar la práctica deportiva de la esgrima y que más personas la conozcan.
"Yo sueño en algún momento, tras finalizar mi carrera deportiva, estar en mi Ciudad Bolívar apoyando a los niños de mi país, aportando mi granito de arena para el desarrollo del deporte en Venezuela", comenta Limardo.
Sin embargo, su carrera no acaba ya que su meta es llegar como esgrimista activo hasta los Juegos de Tokio 2020.