El submarino K-560 de clase Yasen es uno de los sumergibles rusos más novedosos. Equipado con sofisticados sistemas de reducción de sonido y guerra electrónica y armado con misiles de crucero de largo alcance, torpedos y minas, tiene una velocidad de hasta 35 nudos (65 kilómetros) por hora.
El K-560 es un excelente ejemplo de que la guerra antisubmarina de la OTAN estaría indefensa ante la Flota submarina rusa, cada vez más numerosa y novedosa.
"Las organizaciones, relaciones, inteligencia y capacidades —las cuales solían apoyar la red sólida de la ASW de la OTAN en el Atlántico del Norte y el mar Báltico— ya no existen", afirma el reporte.
"Han pasado dos cosas. Primero, los submarinos de Rusia son más silenciosos, y segundo, ya hemos desmantelado la mayor parte de las capacidades de nuestra ASW", declaró el historiador naval Norman Polmer en una entrevista al portal Breaking Defense.
El reporte insta a que todos los países de la OTAN —en particular, el Reino Unido, cuya Armada ha experimentado un descenso considerable en los últimos años— contribuyan a las capacidades antisubmarinas de la Alianza.
"La Marina Real Británica está pasando ahora por su peor momento", declaran los autores del reporte, refiriéndose al retiro en 2011 de los aviones de patrullaje británicos de largo alcance, y del último portaviones, en 2014.
Francia tiene la Flota más poderosa en Europa, sin embargo, está centrada en realizar misiones en el mar Mediterráneo y no presta tanta atención al Atlántico del Norte o el mar Báltico.
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"La conclusión es… sí, la ASW de la OTAN sería rechazada", comentó Jerry Hendrix, capitán retirado de la marina, en una entrevista a Breaking Defense. "Como alianza, estamos en muy mala posición con respecto al resurgimiento submarino de Rusia".