"Reino Unido está jugándoselo todo a una carta, y esto me preocupa", afirmó el profesor de Política Internacional y expertos en armamento nuclear.
"Todos los Estados nucleares tienen por lo menos dos sistemas de lanzamiento y somos el único país que depende de un sistema, de un submarino, lo cual crea dudas, vulnerabilidades y riesgos potenciales", explicó a esta agencia.
De acuerdo con Futter, la dependencia en "un único sistema de disuasión plantea muchas cuestiones" sobre si la seguridad nacional se verá comprometida en ciberataques o con el desarrollo tecnológico de drones marítimos, entre otros riesgos.
El proyecto surgió durante la administración del 'neolaborista' Tony Blair y cuenta desde 2006 con el visto bueno del Parlamento de Westminster.
"Someterlo a voto no es un requerimiento legal, aunque sí es una necesidad política del Gobierno conservador para demostrar que hay apoyo y seguir avanzando en el proceso", señaló el académico.
Futter se declara "marginalmente" a favor de la renovación de los submarinos Trident porque "es el plan menos malo" y, al mismo tiempo, "la mejor póliza de seguros" en Defensa.
El académico está en parte de acuerdo con la posición del Gobierno, reiterada este lunes por la nueva primera ministra Theresa May, de que Rusia presenta una "amenaza muy real" a la seguridad nacional de la isla.
"Rusia continua siendo la más importante amenaza que Reino Unido afronta de un Estado y la modernización de su programa nuclear ha de tomarse muy en serie", argumentó el profesor de Leicester.
El académico observa sin embargo que la renovación del arsenal atómico ruso está relacionado "completamente con Estados Unidos y, en menor medida, con China, pero nada tiene que ver con Reino Unido".
"Reino Unido no es un protagonista y si decidiera abandonar Trident no está muy claro qué impacto tendría en el ámbito general de la no proliferación", señaló, antes de concluir con un "probablemente nulo".
La renovación de la flota nuclear es, según Futton, una cuestión de "prestigio" mundial.
"Muchos lo ven como símbolo de gran potencia, de país de primer orden dotado con la última tecnología militar, formar parte del club nuclear es un campo cultural importante y una responsabilidad", dijo a Sputnik Nóvosti.
La primera ministra y titular del Interior hasta la semana pasada tenía asegurada la victoria en la votación antes incluso de abrir el debate en los Comunes.
Esta realidad llevó a AIan Blackford, del SNP, a decir a May: "no queremos Trident en nuestra tierra", en referencia a su base en Faslane, a corta distancia de Glasgow.
El plan que May ha retomado con suma urgencia puede tropezar con el impacto del Brexit, según advirtió a esta agencia el experto en armas nucleares.
"Si hay otro referendo en Escocia y la gente decide votar por la independencia, Trident tendrá que salir de Faslane, será prioridad para el SNP, es muy probable que lleguen a un acuerdo (Londres y Edimburgo) pero no está nada claro que los submarinos nucleares de Reino Unido continúen ubicados en una Escocia independiente".