Festival del horror canino
Todos los años, varias asociaciones de protección animal intentan sabotear el festival. En ocasiones lo logran. En 2011 consiguieron que se cancelaran las matanzas de perros en la provincia de Zhejiang.
Bulgaria, el peor amigo del perro
Al tiempo que el animal da vueltas en el aire despide materia fecal hasta que la cuerda se desenrolla por completo. Luego cae al agua helada. Según la tradición, cuantos más excrementos produzca el perro, mejores serán las cosechas ese año en el pueblo. Los pobladores creen además que este ritual ayuda a prevenir la rabia y alejar a los malos espíritus. El rito había sido prohibido en 2006, cuando Bulgaria ingresó a la Unión Europea. Pero en algunos lugares volvieron a autorizar esta fiesta para atraer a turistas y reactivar la economía.
En España no solo hay corridas, sino también toro en llamas
Siguiendo una tradición que data del siglo XVI, se inmoviliza al toro y se le recubren los cuernos con material inflamable para que arda durante horas. El fuego asusta al toro, que trata de apagar las llamas, pero el líquido inflamable se lo impide, sufriendo quemaduras en la cara, ojos y lomo.
Este tipo de celebraciones también son populares en la Comunidad Valenciana, donde más de 140 municipios las incluyen en sus festejos.
Marea roja, pero de sangre
Los jinetes de los gansos sin cabeza
En ciertos pueblos de Bélgica, Países Bajos, Alemania y España existe una tradición del siglo XVII que consiste en colgar de las patas a los gansos en la plaza del pueblo. A continuación pasan jinetes a toda velocidad e intentan arrancarles la cabeza. Si logran su cometido, las amputaciones son quemadas y los participantes se quedan con el resto del animal.
En una variación, en algunos poblados cuelgan a los pájaros desde los puentes y los verdugos pasan por debajo y se tiran al agua para alcanzar el trofeo. Hasta 1986, los animales estaban sedados pero vivos, desde entonces son sacrificados horas antes.
Judas fue un traidor y los animales pagan
En algunos municipios de España, como Robledo de Chavela, la Semana Santa se celebra de una forma brutal. En estos sitios, cada 21 de mayo, después de la eucaristía del Sábado Santo, los jóvenes acuden a la plaza del pueblo y lanzan piedras contra un muñeco colgado que simboliza a Judas, relleno con gatos, palomas y ardillas, que suelen morir tras los impactos recibidos.