Maliha tiene 21 años, lleva seis años casada y tiene ya dos hijas y un hijo. En una entrevista con Sputnik, comentó su experiencia al ser desposada siendo una niña y tener hijos a una edad tan temprana.
"Por supuesto, hace seis años, cuando tenía tan solo 15, era muy inocente. Me parecía que todas las otras chicas debían estar celosas de que me hubieran propuesto matrimonio. Solo pensaba en mi hermoso traje de bodas y solo después entendí realmente lo que sucedía", explica Maliha.
"Por un lado, mis padres hicieron su elección intentando no herirme. Por otro lado, estuvo mal de su parte no haberme consultado. Ahora me doy cuenta de que ni siquiera vi a mi futuro esposo cuando estaban tomando la decisión. Hubiera debido discutirlo con ellos", afirma Maliha.
Hablando de su vida después de la boda, la joven cree haber tenido suerte de conseguir una casa aparte para compartir con su esposo. De este modo no tuvieron que vivir junto a sus parientes, algo habitual en Afganistán. Según Maliha, vivir con familiares normalmente genera muchos problemas.
"Los hombres no tienen ni paciencia ni respeto hacia sus jóvenes esposas", observa Maliha.
"Cada una de mis hermanas puede contarles el dolor y el acoso que tuvieron que sufrir por parte de sus maridos y familiares. No había paz".
Sin embargo, Maliha está convencida de que los problemas no se deben a circunstancias domésticas, sino al hecho de que las mujeres se casan a temprana edad en Afganistán.
"Ella —la esposa— no tiene la experiencia o la habilidad para pensar de una manera autónoma y tomar decisiones básicas; por lo tanto, no entiende nada acerca de las complejidades de la vida familiar".
Además, Maliha comprende que es muy difícil para un padre de cinco hijas criar a tantas personas.
Las mujeres jóvenes en Afganistán son frecuentemente usadas como medio de intercambio para solventar disputas o para arreglar matrimonios entre ciertas familias.
A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional para fortalecer el sistema de justicia y lograr que la edad legal para casarse sea de 16 años, los afganos prefieren formas más tradicionales de arbitraje, en lugar de acudir a las cortes legales del país.
Un reciente informe de la ONU mostró que el sistema judicial afgano ha fracasado a la hora de dar accesibilidad a las mujeres. Solo un 5% de los casos de violencia doméstica finaliza con alguna clase de acusación criminal.
De acuerdo con el Observatorio de Derechos Humanos, el 95% de las niñas y el 50% de las mujeres en las prisiones de Afganistán se encuentran detenidas por "crímenes morales", tales como escapar de casa o de un esposo violento.