Anoche el asesino declaró que "quería salvar a personas gravemente enfermas" y no se arrepiente de su crimen.
Además, dijo que le gustaría "pedir disculpas de todo corazón a las familias de los muertos por haber hecho repentina su separación".
Se informó que el asesino trabajó en este centro entre diciembre de 2012 y febrero del presente año y renunció por voluntad propia.
Anteriormente, Uematsu fue ingresado a la fuerza en un hospital tras enviar una carta al Parlamento en la que pedía la eutanasia para los discapacitados.
Uematsu solo estuvo internado doce días y fue liberado después de que un médico opinara que no era un peligro para la sociedad.
El ataque perpetrado por Uematsu es calificado como el más sangriento en Japón desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.