Según la agencia, el 20 de febrero el atacante se sometió a análisis de sangre y orina durante su hospitalización, y estos dieron resultados positivos a la cannabis.
Además trascendió que el 18 de febrero el asesino expresó a uno de los trabajadores del centro para discapacitados que quería matar a sus residentes, de lo cual fue informada la policía de Sagamihara.
En febrero, el individuo, identificado como Satoshi Uematsu, de 26 años, se dirigió a la residencia del presidente de la Cámara de Representantes del Parlamento de Japón, para entregarle una misiva que, según los medios, era "incoherente".
"Mi objetivo es un mundo en que, en casos donde el discapacitado grave tenga problemas para vivir en casa y ser socialmente activo, pueda serle aplicada la eutanasia con el consentimiento de sus responsables", había escrito el presunto asesino en febrero en una carta que entregó al personal de seguridad del Parlamento con la instrucción de que se le trasladara a los legisladores, según la televisión NTV.
La carta también advertía de que estaba preparado para matar a cientos de discapacitados.
El escrito llegó finalmente a la policía y Satoshi Uematsu, el joven de 26 años que este martes protagonizó la peor matanza en Japón desde la Segunda Guerra Mundial, fue hospitalizado contra su voluntad.
Uematsu solo estuvo internado doce días y fue liberado después de que un doctor opinara que no era un peligro para la sociedad.
El presunto asesino afirmó que "es mejor que los discapacitados desaparezcan de este mundo" al entregarse en una comisaría de policía con una bolsa llena de cuchillos de cocina ensangrentados y otros utensilios afilados.
Uematsu entró anoche en el Centro Tsukui Lili Garden rompiendo con un martillo una ventana del piso inferior y causó 19 muertos y 26 heridos, de los que 13 están en situación muy grave.
El joven había trabajado en el centro desde 2012 hasta ser despedido en febrero.
Entre los muertos figuran nueve mujeres y diez hombres de edades entre los 18 y los 70 años, según la agencia nacional Kyodo.
Las imágenes por helicóptero mostraban a primeras horas de la mañana una hilera de ambulancias aparcadas frente a las instalaciones.
Otras imágenes parecían mostrar a trabajadores recogiendo los cadáveres y tratando a enfermos tras una lona naranja. Un doctor desveló ante las cámaras que los heridos, algunos de los cuales presentaban cortes profundos en el cuello, estaban aún tan impactados que eran incapaces de hablar.
El Tsukui Lili Garden está en Sagamihara, una ciudad de 700.000 habitantes a una cincuentena de kilómetros al oeste de Tokyo y en la orilla del río Sagami.
Hasta ayer tenía a 149 residentes de entre 19 y 75 años.
El centro cuenta con 222 trabajadores pero solo nueve estaban presentes en el momento del ataque.
El atacante habría atado a un trabajador antes de empezar la matanza.
El suceso ha dejado en estado de shock a la sociedad japonesa, que registra una de las tasas de homicidios más baja del mundo gracias a las grandes restricciones a las armas.
Un antiguo conserje mató a cuchilladas a ocho niños e hirió a 15 en una escuela de Ikeda (prefectura de Osaka) en 2001.
En 2008, un perturbado condujo su camión por una transitada calle del distrito tokiota de Akihabara y después apuñaló hasta la muerte a siete viandantes e hirió a diez.
Dos años después, un hombre quemó una tienda de vídeos para adultos en el ciudad de Osaka y causó 16 muertos.
La peor tragedia hasta anoche era el envenenamiento masivo por gas sarín en cinco estaciones del metro de la capital en 1995. Detrás estaba la secta apocalíptica de Aum Shinrikyo, que causó 12 muertos y más de 50 heridos.