El estudio también revela que la contaminación en el lecho marino de la costa próxima a la central es varios cientos de veces mayor y alerta de que la radiactividad seguirá siendo un peligro para la vida humana durante siglos.
El estudio rebate que las zonas que serán reabiertas a la población a partir del próximo año tras su presunta decontaminación sean seguras para la vida.
Las muestras en el margen del río Niida en Minamisoma, una zona barrida por el tsunami, revelan concentraciones de casi 30.000 bequerel/kg de cesio 134 y 137.
Otras lecturas alarmantes se han tomado en el río Abukuma (prefectura de Miyagi), a unos 90 kilómetros de la central.
"Esas muestras han sido tomadas en zonas que el Gobierno de (Shinzo) Abe sostiene que son seguras para la vida de la gente, pero los resultados muestran que no es posible la vuelta a la vida normal tras esta catástrofe nuclear", añade Kashiwagi.
El plan de Tokio establece que la descontaminación y desmantelamiento total de la central necesitará de cuarenta años, aunque las organizaciones ecologistas juzgan ese propósito de extremadamente optimista.
El estudio ha sido publicado el mismo día en que Tepco ha admitido por primera su incapacidad para bloquear completamente el filtrado de agua subterránea a los reactores dañados.
El anillo de hielo construido apenas ha conseguido reducir en unas 30 toneladas adicionales la cantidad de agua filtrada.