"No lo habrá de ninguna manera (control privado en Petrobras), no creo que la sociedad brasileña esté madura, ni siquiera para discutir, la privatización de Petrobras; creo que lo que tenemos que hacer es transformar de nuevo a Petrobras en la mayor empresa brasileña", ha dicho el presidente en una entrevista al diario "Folha de São Paulo".
"Reducen riesgos, la necesidad de aporte de capital, traen tecnologías y culturas diferentes", dice Parente, que considera que el debate que debe llevar ahora la compañía es si quiere ejercer un control único y directo o un "co-control".
Los estudios para que haya un control compartido con el sector privado están especialmente avanzados en algunas compañías subsidiarias de Petrobras, como BR Distribuidora o Transpetro, asegura el presidente.
Parente, que asumió el cargo el pasado mes de junio a propuesta del nuevo Gobierno Temer, remarca que la empresa ha mejorado en el último año y medio, ya que entonces sufría una "hemorragia aguda"; estuvo a punto de provocar el rescate de su deuda y presentaba los balances trimestrales con retrasos, un factor que ayudó aún más a ahuyentar a los inversores.
En su momento fue el buque insignia de la compañía y su proyecto más emblemático, pero a día de hoy las obras están inacabadas y prácticamente abandonadas.
"Se invirtieron 13.000 millones de dólares y no hubo ningún retorno", critica.
Sobre la corrupción, que afectó de lleno a la compañía durante muchos años, según se desprende la Operación Lava Jato —la propia compañía estimó un agujero de 2.000 millones de dólares causado por los desvíos— Parente remarca que se trató de una "minúscula minoría", ya que fueron 20 ó 30 "deshonestos" en una compañía de 80.000 trabajadores.
Parente también se ha reafirmado en el compromiso que la empresa tiene para este año de vender activos por valor de 15.000 millones de dólares para reducir la deuda.