Los primeros movimientos
Un día antes —el 17 de julio de 1936— los militares de la guarnición de Melilla fueron los primeros en sublevarse. Durante muchos meses, los altos mandos del Ejército español —Francisco Franco, Emilio Mola y Gonzalo Queipo de Llano— habían estado organizando el golpe de Estado contra el Gobierno legítimo del país y la sublevación acabó triunfando en Galicia, Navarra, Castilla la Vieja (hoy Castilla y León) y algunas ciudades, pero no consiguió triunfar en la mayoría del país y los grandes centros urbanos se mantuvieron fieles al Gobierno.
El golpe no prospera
El fracaso parcial del levantamiento militar condujo a España a un enfrentamiento entre el ejército sublevado, una parte del ejército que se mantuvo fiel al Gobierno republicano y muchos voluntarios y civiles, que habían optado mayoritariamente por apoyar un Gobierno de izquierda en las elecciones celebradas en febrero del año 1936.
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Fueron también estos aviones los que arrasaron la ciudad de Guernica, en el País Vasco, en 1937 —en ese brutal ataque se inspira el famoso cuadro de Picasso llamado 'Gernika'—. La aviación italiana, por su parte, se hizo tristemente célebre por sus bombardeos sobre Barcelona.
Estos dos ejemplos constituyeron un 'campo de pruebas' de las tácticas de guerra que se usarían durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la población civil pasó a ser uno de los objetivos de las tropas en contienda.
La salvaje represión
El bando sublevado consiguió crear una atmósfera de terror persiguiendo y masacrando a los partidarios y simpatizantes de izquierda y una vez terminada la guerra, con la victoria de los militares rebeldes sobre el Gobierno republicano, se inició una nueva etapa de represión salvaje encargada de literalmente eliminar y perseguir a todos aquellos que no se consideraran 'afectos al régimen'.
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Además, al final de la guerra, en el territorio de España aparecieron numerosos campos de concentración donde los vencidos tuvieron que vivir bajo duras condiciones sufriendo el maltrato, los trabajos forzosos y las ejecuciones. Muchas de las víctimas del franquismo fueron enterradas en fosas comunes esparcidas por todo el territorio del país, muchas de las cuales todavía continúan en sus lugares.
Cuarenta años de dictadura
Asimismo, los sindicatos de trabajadores fueron prohibidos y reemplazados por un sindicato dirigido por el Gobierno. El uso de idiomas distintos al español como el catalán, el gallego y el euskera pasó a estar prohibido y los medios de comunicación también fueron sometidos a un férreo control por parte de las autoridades franquistas. La dictadura también otorgó amplias facultades a la Iglesia católica, transformándola en uno de los pilares del régimen.
El posfranquismo
En la actualidad, la Guerra Civil y el franquismo siguen siendo temas de discusión. La mayoría de la sociedad considera que la dictadura convirtió a España en un país aislado del resto del mundo y con una mentalidad retrógrada, pero aún hay personas que consideran que Franco fue un 'salvador de la patria'.
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Los agrios debates políticos que suscitó la aprobación de la llamada Ley de la Memoria Histórica —del año 2007— son una muestra de la polaridad que todavía hoy genera este tema en la sociedad española.