Antes de ser abatido por los policías, el conductor asesino había causado la muerte de al menos 80 personas y herido a más de 150. Según los miembros de las fuerzas del orden que le neutralizaron, el chofer del camión efectuó disparos hacia el público durante su trayecto mortal.
"Se trata de la peor #tragedia en la historia de #Niza porque ya lamentamos más de 70 #víctimas (mortales)"https://t.co/qMdPsxy5YQ
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 14 de julio de 2016
Había miles de personas en 'La Promenade des Anglais' (el paseo de los ingleses) la avenida principal y emblemática de Niza, uno de los escenarios habituales de la fiesta del 14 de julio. Las terrazas del paseo estaban también, pasadas las once de la noche, repletas de turistas franceses y extranjeros.
La estampida provocada por el terror y la confusión llenó las calles adyacentes. Hombres y mujeres corriendo con sus bebés y niños, ancianos y jóvenes huían despavoridos temiendo la presencia de eventuales terroristas armados.
Tanto la prefectura (delegado del Gobierno) como el presidente de la región, Christian Estrosi, confirmaron enseguida que se trataba de un atentado. Horas más tarde, se comunicaba que el camión estaba cargado de armas y granadas.
La France est éplorée, affligée, mais elle est forte et le sera toujours plus que les fanatiques qui veulent aujourd’hui la frapper. #Nice
— François Hollande (@fhollande) 15 de julio de 2016
Evidentemente, tras la matanza de anoche, las medidas especiales seguirán vigentes e, incluso, podrían ser reforzadas. Y ya en las horas siguientes al ataque con camión, volvían a salir las críticas a los servicios de inteligencia del Interior, puestas en claro por una comisión parlamentaria.
Francia se pregunta cómo frenar los ataques individuales. Ayer fue Niza, pero antes, los terroristas han actuado solos en Magnanville, donde un policía y su mujer fueron asesinados delante de su hijo de tres años; en el tren Thalys Bruselas-París; en el Hipercasher de París, en Toulouse…
Ningún especialista habla ya de lobos solitarios. Todos los principales implicados en los atentados en Francia tenían conexiones con las redes oficiales de Daesh, ya sea en el extranjero, como en las células que crecen en los guetos franceses, infestadas por las soflamas de las mezquitas clandestinas o libres.
El atentado se produce, además, a pocos días de la publicación de un informe aterrador sobre los fallos de los servicios de inteligencia galos. La comisión ha puesto en evidencia las carencias y errores de los servicios de inteligencia franceses. Para el presidente de la misma, el diputado de centro-derecha, Georges Fenech, "el ataque al Bataclán hubiera podido ser evitado. Fue un fracaso cruel, de enormes consecuencias".
El camión usado en el 'atentado' de #Niza era conducido por una persona procedente de Túnez https://t.co/qMdPsxy5YQ
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 15 de julio de 2016
La falta de medios y de presupuesto de la que habla en el informe no puede ser una excusa para esconder el problema estructural mucho más grave. En Francia no existe un organismo que coordine la labor antiterrorista de todos los servicios de inteligencia. Existen diferentes organismos dedicados a tal fin. La policía tiene su servicio de inteligencia, la gendarmería el suyo, la Prefectura de París, otro. La Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) trabaja por su lado, sin coordinación con el resto de servicios, incluido el exterior (DGSE).
Algunos de esos organismos dependen del Ministerio del Interior; otros, del de Defensa. Entre ellos, no solo la colaboración no está estatuída, sino que se hacen la competencia. Los bases de datos no se comparten y, en ocasiones, las informaciones urgentes tardan en ser comunicadas.
En plena guerra contra el autodenominado Estado Islámico (EI), como asegura el presidente francés, François Hollande, lo mínimo que se puede concluir del informe de los parlamentarios es que las autoridades del país son responsables del desastre en la coordinación de la lucha. Máxime, cuando tras los atentados de enero del año pasado, ya se prometieron medidas urgentes que quedaron semiolvidadas hasta las matanzas del 13N.
El islamismo islámico ha conseguido también ensangrentar la principal fiesta francesa y aterrorizar el verano de franceses y extranjeros.