"El Gobierno ha tomado la decisión como una medida de autodefensa para salvaguardar el bienestar del país y las vidas humanas de las amenazas nucleares", ha añadido.
El anuncio hecho público hoy de que Seúl y Washington han acordado finalmente el despliegue del escudo antimisiles Terminal de Defensa Aérea de Alta Altitud (THAAD, por sus siglas inglesas) había provocado en las horas anteriores las inmediatas protestas de Pekín y Rusia.
El Ministerio de Exteriores chino ha expresado en un comunicado su "fuerte disgusto y firme oposición" y pronosticado que no ayudará a alcanzar la desnuclearización de la península coreana y, en cambio, "dañará la paz y la estabilidad en las región".
Aunque tanto Seúl como Washington han recalcado hoy que la plataforma sólo tiene como objetivo las amenazas norcoreanas y no otro país, China y Rusia consideran que forma parte de la estrategia estadounidense para controlar a sus rivales geopolíticos.
Los 4.000 kilómetros de alcance de su radar cubrirían una buena porción del suelo ruso y chino, lo que concedería a Washington una información muy valiosa y podría también inutilizar sus misiles.
El radar alcanza el Mar del Sur de China, donde las fuerzas militares chinas y estadounidenses acumulan roces.
El desencadenante fue la escalada de desafíos norcoreanos de principios de año, cuando Pyongyang realizó su cuarto ensayo nuclear y lanzó un misil de largo alcance.
El escudo ha generado mucha oposición interna, especialmente en las localizaciones donde podría ser desplegado, ya que la población teme convertirse en un objetivo prioritario de los ataques norcoreanos.
Los defensores del escudo estiman que aumentará la defensa contra el millar de misiles que posee Pyongyang, el 85 % de los cuales apunta a Corea del Sur.
Los contrarios subrayan que el THAAD puede empeorar las relaciones con Pekín y desatar una escalada armamentista en una región especialmente sensible.