Solo en junio de este año, las autoridades del país eslavo fueron acusadas de ejecutar un ataque cibernético contra el Comité Nacional del Partido Demócrata, de provocar la salida del Reino Unido de la UE, de promover la candidatura de Donald Trump como presidente de EEUU, y mucho más.
El gran número de artículos negativos sin base sobre Rusia, asegura el autor, podría socavar cualquier posibilidad de establecer relaciones fiables entre Moscú y Washington.
Como ejemplo, James Carden menciona un artículo del Washington Post publicado el 14 de junio, en el que se habla de un escándalo comparable en escala con el famoso Watergate. En el texto se afirma que 'hackers' rusos penetraron en las redes del Comité Nacional del Partido Demócrata de EEUU y robaron datos analíticos sobre el candidato presidencial republicano Donald Trump. CrowdStrike, la compañía que alertó de la intrusión, reconoció que no saben muy bien cómo los 'hackers' lograron hacerlo, pero dicen estar seguros de que eran rusos. Muchos fueron los medios estadounidenses, continúa Carden, que publicaron esta historia.
"El problema consiste en que nadie mostró las pruebas de la supuesta implicación de las autoridades rusas", dice James Carden.
Al día siguiente, el propio Washington Post informó de que un 'hacker rumano', conocido como Guccifer 2.0, reivindicó ese acto de piratería. Sin embargo, el rotativo agregó poco después que, "dada la ausencia de evidencias convincentes, los expertos sospechan" que Guccifer 2.0 era en realidad parte de un grupo de piratas informáticos rusos.
"Las acusaciones no fundadas florecen en la industria de los medios ya desde hace muchos años, y si hay un absoluto campeón en el tema es el Washington Post".
Ya el 17 de junio, el periódico publicaba otro artículo en el cual mencionaba la supuesta relación de Putin con Trump como "uno de los aspectos más curiosos de la campaña electoral" del candidato republicano. Como prueba de los lazos de Trump con Rusia, el Washington Post menciona, por ejemplo, el hecho de que en los 80 el empresario y su familia viajaban con frecuencia a Moscú por negocios. James Cardin sugiere que Trump difiere muy poco de los otros grandes hombres de negocios estadounidenses y occidentales que buscan oportunidades en Rusia. "¿Por qué el Washington Post no cuestiona de igual manera a William Browder?", se pregunta Carden.
Sin embargo, el periódico de la capital de EEUU no es el único que se caracteriza por la publicación de "artículos sensacionalistas" sobre Rusia. La noticia más tonta, según Carden, fue publicada el 21 de junio en el Daily Telegraph británico. En el artículo, que se propagó mucho por EEUU, se sospechaba que aficionados al fútbol rusos fueran enviados a la Eurocopa del 2016 por el Kremlin y personalmente por Putin, con el fin de lograr la descalificación de Inglaterra del torneo.
"Todo esto, por supuesto, sonaría gracioso de no de ser por la gravedad de las complicaciones geopolíticas. El constante bombardeo de hechos controvertidos y acusaciones sin pruebas, que exponen a Rusia y a su presidente de la peor manera posible, contribuyeron a esta peligrosa situación en la que nos encontramos todos ahora", dice James Carden.
Según el autor de la investigación, cuanto más se acerca la cumbre de la OTAN, más alejada de la realidad está la cobertura respecto a Rusia en los principales medios de comunicación occidentales. Finaliza su análisis diciendo que, en estos tiempos, los periodistas traerían mayor beneficio para la sociedad si al escribir sobre el país eslavo y sus autoridades no persiguieran el sensacionalismo, y se centraran más en los hechos reales.