"Nos atacan políticamente pero envían funcionarios para negociar con nosotros en secreto, ante todo en asuntos de seguridad", dijo a la televisión australiana SBS.
Según Asad, los países occidentales mantienen una posición de doble rasero: por un lado critican al Gobierno en público pero por el otro continúan manteniendo contactos con las autoridades sirias "a puerta cerrada".
Países occidentales insistieron reiteradamente en que Asad no puede ser parte del futuro sirio y debe dimitir.
Moscú a su vez enfatizó que los intentos de derrocar desde el exterior el régimen sirio no conducen a nada.