El hallazgo fue realizado en la localidad de Panerai, cerca de la capital lituana, donde los nazis y sus colaboradores locales exterminaron a unas 100.000 personas, 70.000 de ellas eran judías, y enterraron sus cuerpos en profundas fosas.
Al empezar la ofensiva del Ejército soviético, los nazis decidieron ocultar las pruebas de sus crímenes y obligaron a 80 presos del campo de concentración de Stutthof a recuperar los cadáveres e incinerarlos.
"Trabajaban encadenados con grilletes, plenamente consciente de que al final de su terrible misión también serían asesinados. Algunos de ellos decidieron huir excavando un túnel desde el foso en el que los mantenían. Tres meses cavaron un túnel de 35 metros utilizando cucharas y sus manos", indica la Autoridad de Antigüedades israelí en su informe.
La fuga se produjo el 15 de abril de 1944, la mayoría de los 40 fugitivos fueron capturados y asesinados, solo 11 lograron salvarse al contactar con la resistencia soviética.
"Nuestro hallazgo es una prueba del triunfo de la esperanza sobre la desesperación (…) El túnel encontrado muestra no solo los horrores del Holocausto, sino también los grandes deseos de vivir", dijo Jon Seligman, arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades israelí.
Tras concluir la Segunda Guerra Mundial se perdió el rastro del túnel, pero ahora nuevamente fue encontrado gracias a las tecnologías que se utilizan en las ciencias geológicas.
"El descubrimiento del túnel que usaron los presos para salvarse es otra prueba que refuta a los que niegan el Holocausto (…) La tecnología moderna ha ayudado al pueblo judío a recuperar otra historia heroica que los nazis trataron de ocultar", señaló la ministra israelí de Cultura, Miri Regev.