Para acometer esta tarea —comenta el rotativo— fue reconstituido el departamento de sistemas espaciales recuperables y formado un equipo de especialistas.
Los trabajos de investigación y desarrollo se llevarán a cabo en la empresa aeroespacial rusa Centro Jrunichev.
La idea consiste en dotar con alas la primera etapa de cohetes para que pueda aterrizar en el cosmódromo una vez cumplida su misión.
La primera etapa de lanzadores espaciales es la más cara en la producción: lleva los motores principales que determinan las posibilidades del cohete.
El precio de estos motores oscila entre los 10 y 70 millones de dólares, según el modelo concreto.