Los aviones militares de fabricación rusa y china ya son capaces de competir con las aeronaves modernas occidentales, señala el autor, pero persisten "grandes lagunas" en el ámbito de la aviación civil.
Incluso los nuevos aviones —el MC-21 de la compañía rusa Irkut y los Comac C191 chinos— todavía están equipados con los motores de fabricación occidental, apunta el periodista. No obstante, el aparato ruso recibirá motores de fabricación nacional a partir de 2018.
Sin embargo, el futuro avión de pasajeros С929 —con una capacidad de 250-280 personas y un alcance de 12.000 kilómetros— ya está siendo desarrollado por los ingenieros de la compañía china COMAC y la corporación aeronáutica rusa OAK.
Un acuerdo sobre la colaboración entre los dos países fue firmado en 2014, durante la visita de Vladímir Putin a Pekín, y ascendió a 13.000 millones de dólares, recuerda Hergmann.
Al mismo tiempo, los fabricantes occidentales todavía perciben los planes ruso-chinos de una manera escéptica, según el autor.
"El hecho de tener experiencia en motores para los aviones militares no garantiza la misma calidad de los motores civiles", donde la fiabilidad y la sostenibilidad ambiental tienen mucha más importancia, explica Gerhard Hegmann acerca de la competitividad del futuro avión C929 frente a sus rivales.