La inédita investigación realizada por el organismo sobre los casos de 100 mujeres detenidas en México, concluye que "éstas sufren abusos sexuales habituales a manos de las fuerzas de seguridad, que buscan obtener confesiones y elevar las cifras para hacer ver que están combatiendo una delincuencia organizada desenfrenada".
Según los testimonios, 72 mujeres habían sufrido abusos sexuales durante su arresto o en las horas posteriores, y 33 habían sido violadas.
Un total de 66 mujeres dijeron que habían denunciado los abusos ante un juez u otra autoridad, pero sólo en 22 casos se habían abierto investigaciones, y Amnistía Internacional no tiene conocimiento de que se hayan presentado cargos de alguna clase a partir de estas investigaciones.
Un cuadro escandaloso
La directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas, dijo que "los casos de estas mujeres dibujan un cuadro absolutamente escandaloso que refleja el nivel de tortura que sufren las mujeres en México, incluso para lo que se acostumbra en la región".
La violencia sexual usada como tortura "parece haberse convertido en parte habitual de los interrogatorios", concluye la principal responsable del organismo en el continente americano.

Amnistía denuncia que, por el contrario, las autoridades mexicanas "normalmente más preocupadas por que se vea que están encarcelando a gente que por encontrar a los verdaderos delincuentes, suelen considerarlas objetivos fáciles" a las detenidas.
La mayoría de las mujeres encarceladas que hablaron con Amnistía Internacional dijeron que "habían sufrido tocamientos, manoseos y otros abusos sexuales así como palizas y descargas eléctricas durante el arresto y el interrogatorio".
Prácticamente todas han sido acusadas de delincuencia organizada o de delitos relacionados con drogas: "Muchas fueron presentadas ante los medios de comunicación como 'criminales', inmediatamente después de haber sido obligadas a 'confesar' los delitos", dijo la responsable del organismo internacional.
La vulnerabilidad también está relacionada con la marginación que padecen: "la mayoría procede de entornos de ingresos bajos y, por tanto, hay menos probabilidades de que pueda costearse una defensa efectiva".
Entre 2013 y 2014 se duplicaron las querellas por tortura presentadas ante la Procuraduría General de la República en México, pero sólo se ha abierto un número limitado de investigaciones.
Concretamente, la mayoría de las mujeres que han sufrido violencia sexual "no son sometidas a una revisión adecuada ni reciben la atención médica debida".
Entre 2010 y 2015, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH, ombudsman federal) recibió 7.048 denuncias de tortura u otros malos tratos y sólo emitió 62 recomendaciones.
Pero de las miles de denuncias por tortura presentadas en el ámbito federal desde 1991, sólo 15 han tenido como resultado fallos condenatorios federales. "Cuesta creer el afán con que México encubre su crisis nacional", puntualizó Guevara-Rosas.