La semana pasada Pyongyang probó con éxito un misil balístico cuyo alcance de hasta 4.000 kilómetros le permite alcanzar las bases militares estadounidenses en la isla de Guam, Alaska, Corea del Sur y Japón.
"Las armas nucleares y los misiles de Corea del Norte amenazan la vida de nuestros ciudadanos", señaló la mandataria en una reunión con sus ministros.
Ahora lo más importante, subrayó, es la unidad y el apoyo de nuestro pueblo, y la solidaridad de la comunidad internacional.
La líder surcoreana pidió sanciones más duras contra Pyongyang para obligarlo a cambiar de rumbo.
Corea del Norte, por su parte, advirtió que continuará su programa nuclear y de misiles balísticos mientras no cese la amenaza estadounidense y ambas naciones no firmen un tratado de paz.