Según el artículo, los países occidentales tienen un as bajo la manga: podrían declarar la península de Crimea como región legítima de Rusia, si Moscú "ofrece lo suficiente a cambio". Aunque el autor no cuestiona la posición que tiene Occidente acerca del asunto, recalca que el presidente ruso, Vladímir Putin, se basó en hechos históricos y siguió una estrategia lógica cuando tomó la decisión de reunificar Crimea con Rusia.
Sommer aclara que la región de Crimea perteneció a Rusia desde los tiempos de la emperadora Catalina la Grande y que solo cambió de estatus a causa de un "desacierto histórico", propiciado por el líder soviético Nikita Jrushchov. Además, el Kremlin tenía razones de peso para suponer que un cambio de poder en Kiev habría supuesto la entrega a la OTAN de la base de la Flota del Mar Negro en la península de Crimea.
El autor está seguro de que Rusia no entregará Crimea "aunque Occidente prolongue las sanciones por otros 50 años". Por esta razón, en opinión de Sommer, sería lógico que se reconociera a Crimea como una región rusa, para así "crear la base para una política a largo plazo de distensión, igualdad y cooperación".
Anteriormente, el Senado de Francia había aprobado una resolución de carácter recomendatorio para aliviar las sanciones contra Rusia, mientras que Taavi Roivas, primer ministro de Estonia, y Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia, habían resaltado la ineficacia y el coste que provocan tales medidas.