"Esta coyuntura que estamos atravesando las milongas (lugar donde se baila tango) también afecta a las peñas, a los teatros, y a los espacios culturales del país, por lo que corren peligro que cierren los clubes y las milongas en particular", resaltó Bassan.
A los incrementos de hasta el 400% en estos servicios, se suma la disminución del público entre un 35 y un 55%, estimó el presidente de la AOM.
Las milongas verificaron que "la gente que salía tres veces por semana ahora sale una o dos, y el que salía una vez por semana ahora lo hace cada dos semanas o cada mes", explicó Bassan.
Lejos de reducirse, la temporada baja en las milongas ha extendido su duración en el año, y ahora abarca desde principios de abril hasta octubre o noviembre.
"No podemos trasladar estos costos a los que frecuentan las milongas, porque entonces pondríamos la entrada a un precio que debería triplicarse o cuadriplicarse", lamentó el representante de AOM.
El también bailarín recordó que el tango fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2009, pero todavía no ha sido adoptada ninguna medida para aliviar "la situación agravante" de las 150 milongas que tiene Buenos Aires.
"En la meca del tango, es imposible que las milongas no sean apoyadas como corresponde por el Gobierno de la ciudad y el nacional", criticó Bassan.
La AOM ha interpuesto amparos judiciales para frenar la subida de las tarifas, y sus representantes se han reunido con el viceministro de Cultura del Gobierno de Mauricio Macri, así como con funcionarios del Ministerio de Energía.
El patrimonio más importante que tiene el tango, afirmó Bassan, es el abrazo de dos personas que no se conocen.
"Fue declarado patrimonio intangible, pero es tangible en la obra y accionar cotidiano, y respira los 365 días del año en el corazón del tango que son las milongas, algo que ahora corre peligro", afirmó el presidente de la AOM.
La organización es la única asociación que representa a la mayoría de las milongas de la capital argentina, y tiene también asociados centros culturales en el resto del país y en el extranjero.
El teatro independiente y los clubes de barrio, entre otros, también han denunciado que sus centros no pueden afrontar las facturas que han llegado con los aumentos de las tarifas.