"Nuestros políticos se pusieron de acuerdo para facilitar, en la medida de lo posible, la compra legal de unas armas increíblemente potentes por parte de los terroristas", declaró Obama a los periodistas tras hablar con los familiares de las víctimas.
En la noche del 12 de junio, el estadounidense de origen afgano y de 29 años de edad, Omar Mateen, mató a disparos a 49 personas e hirió a más de 50 en una discoteca gay. El delincuente fue abatido por la policía. Mateen trabajó en una empresa privada de seguridad y pudo comprar de manera legal un fusil automático, el cual usó para cometer el atentado.
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En este contexto Obama volvió a llamar al Congreso a endurecer las normas para la venta de armas en EEUU. Señaló que la masacre representa un recordatorio más de lo fácil que es conseguir un arma que "permite disparar a gente en una escuela, un lugar de culto, un cine o una discoteca".
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"Lo que antes era una excepción para coleccionistas se ha convertido en una industria masiva, donde hay gente que dice que no está haciendo negocio vendiendo armas cuando en realidad sí lo está", explicó el mandatario, citado por la agencia Efe.
"Respeto la Segunda Enmienda; respeto el derecho a portar armas… pero creo que estamos de acuerdo en que tiene sentido hacer todo lo posible para mantener las armas lejos del alcance de gente que puede hacer daño a otros", manifestó el mandatario.
Se espera que el 21 de junio el Senado celebre una reunión para discutir un proyecto de ley que prohíba la venta de armas a los terroristas potenciales.
"Espero que el Senado responda a esta solicitud. Podemos prevenir algunas tragedias. Pero si nos quedamos sin hacer nada, seguiremos viendo masacres", concluyó Obama.