"Por ejemplo, mediante 'buzones muertos' —memorias USB escondidas por todo el mundo— o con borradores de correos electrónicos que no eran enviados y, por lo tanto, imposibles de interceptar", dijo Trotignon en una entrevista a la agencia AFP.
Además, el exanalista subrayó que existen revistas como Dabiq e Inspire, que brindan a los yihadistas aislados los conocimientos necesarios para la organización de atentados.
"Los terroristas se adaptan… ellos entendieron que el teléfono e internet son prácticos pero peligrosos. Miren si no al presunto asesino de Bruselas, Mehdi Nemmouche: no tenía ni teléfono móvil ni cuenta en Facebook", declaró el experto.
Larossi Abballa, el asesino de un policía, y su mujer, en las afueras de París, además de Omar Mateen, autor de la masacre de Orlando, no han logrado evitar los sistemas de vigilancia, aseguró el experto. Y a pesar de que los servicios secretos les habían interrogado, los criminales consiguieron realizar las matanzas antes de ser abatidos por la policía.
Los hermanos Kouachi, que perpetraron el baño de sangre en la redacción de la revista Charlie Hebdo, también fueron investigados por la policía. Chérif fue condenado en 2008 a tres años de cárcel por pertenecer a una red que reclutaba a yihadistas para Al Qaeda en Irak. Sin embargo, durante los atentados contra la revista satírica usaron los celulares de sus compañeras y, de este modo, pudieron pasar desapercibidos.
Para poder prevenir los futuros atentados terroristas, Trotignon aconseja establecer una vigilancia física sobre los sospechosos. Al mismo tiempo, el exanalista indica que el método aplicado hasta ahora y vinculado con las escuchas telefónicas ya no es suficiente, dado que no permite a los agentes seguir a un sospechoso durante las 24 horas del día.
"La vigilancia permanente es imposible, simplemente por cuestiones presupuestarias. Ningún país tendría el volumen de efectivos policiales y de inteligencia necesarios", recalca Trotignon.