"Tiende a prevalecer una posición más cercana a la de Argentina, en el sentido de no acorralar a Venezuela, sino facilitar las posibilidades de diálogo, que no son sencillas porque (el presidente venezolano Nicolás) Maduro no es propenso al diálogo", sostuvo el politólogo uruguayo Jorge Lanzaro.
Pero la semana pasada, la canciller argentina Susana Malcorra dijo que la Carta Democrática "no necesariamente sirve para resolver el problema de los venezolanos".
Los países de la OEA se inclinan de momento por este camino.
En este marco, estaba previsto para el lunes un encuentro en República Dominicana al que no acudió la oposición venezolana nucleada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
"Se impondrá la iniciativa del diálogo pues ha quedado al descubierto la maniobra trapera de un secretario general (Almagro) de una organización que sigue demostrando que sus hilos son manejados y digitados en la ciudad sede (Washington)", sostuvo el analista chileno Pablo Jofré.
Invocar la Carta Democrática, un mecanismo que podría desembocar en la suspensión de Venezuela como Estado miembro de la OEA, "es una vuelta a la peor época de la organización", opinó Jofre, "que ya en 1962 expulsó a Cuba bajo la orden directa de la administración estadounidense", recordó.
Diálogo con acciones concretas
Algunas voces críticas apuntan a que Argentina viene desalentando la aplicación de la Carta Diplomática debido a la candidatura de su canciller Malcorra a la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para la cual requiere del voto de todos los países de la región.
Jofré estima en cambio que se trata de "una posición oportunista" de Malcorra, pues si finalmente fuera elegida secretaria general de la ONU, "comenzará entonces la campaña del Gobierno argentino de criticar a Venezuela y aliarse con los sectores golpistas" en ese país.
Almagro ha dicho que apelar a la Carta Democrática no significa cerrar los caminos de diálogo, sino presionar de manera efectiva para que ese diálogo tenga consecuencias prácticas.
Almagro también ha insistido en que las negociaciones deben incluir el referendo revocatorio del mandato de Maduro, que la oposición quiere celebrar este año para así activar nuevas elecciones.
Para Lanzaro, "en caso de haber referendo revocatorio, Maduro perdería porque la situación económica y social del país es muy complicada".
Maduro y su Partido Socialista Unido de Venezuela sostienen que el referendo "es una opción prevista en la Constitución, pero no una obligación", mientras que la MUD insiste en presentarlo como "la salida pacífica, democrática, constitucional y electoral a la crisis económica, social y política" en el país.
Silencio de Brasil
Por otro lado, Lanzaro evaluó que ante esta crisis se siente "no tener una voz importante como la de Brasil", que ayudaría a encauzarla.
Para el profesor de ciencia política si los dos mayores países sudamericanos, Argentina y Brasil, "estuvieran en una línea convergente, más el apoyo de los expresidentes" Zapatero, Fernández y Torrijos, se crearía un marco "interesante" de apoyo a las negociaciones.