Se trata de un conjunto de 300 pozos abiertos entre los años 4400 y 4200 antes de Cristo, que se encuentra a 10 kilómetros de Estrasburgo.
Estos pozos se usaban habitualmente para guardar cereales y otros víveres, pero esta vez se encontraron los restos de 10 personas, víctimas supuestamente de un cruel asesinato ritual.
Los esqueletos íntegros de cinco hombres y un joven tienen numerosas fracturas en piernas, brazos y cráneos.
"Los torturaron bárbaramente y golpearon con hachas de piedra, sin duda", afirma el experto Philippe Lefranc de Inrap, citado por AFP.
También fueron descubiertos los fragmentos de cuatro brazos, lo que indica, según los arqueólogos, que el entierro simboliza "una furia ritualizada" de los guerreros de la edad neolítica.