La prórroga de las sanciones, que expiran a finales de julio, forma parte de la agenda de la próxima cumbre de la UE, que se celebrará en Bruselas los días 28 y 29 de junio.
"Este tema requiere una discusión política, pero ya es evidente que sería difícil llegar a un consenso", dijo una fuente del diario de los círculos diplomáticos de Alemania.
"No hay que olvidar que somos 28 países miembros, cada uno tiene sus visiones, intereses y motivos, pero necesitamos elaborar una opinión común", subrayó.
Algunos países, incluyendo Eslovaquia, ya se expresaron en contra de mantener las sanciones económicas.
"Estas sanciones son un instrumento de la política exterior, que refleja la postura de la UE, pero su futuro, precisamente el de la prórroga automática y revisión debe resolverse tomando en cuenta los intereses de todos los países", dijo a Izvestia el portavoz del Ministerio eslovaco de Exteriores, Peter Stano.
La Cancillería italiana también declaró al medio que el tema debe discutirse, aunque el futuro de las sanciones "está directamente relacionado con la realización de los acuerdos de Minsk".
Además de la prohibición de entrada y la congelación de activos para decenas de cargos públicos y empresarios, Occidente prohíbe exportar a Rusia armas, productos de doble uso y tecnologías para la producción de hidrocarburos y no permite a los bancos rusos financiarse a más de 90 días en el mercado comunitario.
En respuesta, Rusia embargó algunas importaciones, principalmente alimentarias, procedentes de EEUU, la UE, Australia, Canadá y Noruega.
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El canciller ruso, Serguéi Lavrov afirmó con anterioridad que es "absurdo" que la UE condicione al cumplimiento de los Acuerdos de Minsk el levantamiento de sus restricciones al argumentar que "Rusia, como es sabido, no es parte del conflicto en Ucrania".