Durante varios años la propaganda occidental trataba de presentar a los líderes de estos países como unos personajes malignos, mientras que los que eran apoyados por EEUU eran definidos como “los chicos buenos”.
Sin embargo, en Yemen no se quedaron ni los buenos ni los malos y ningún medio de comunicación occidental puede ocultarlo. Y si hay medios de Occidente que publican algunas noticias sobre la situación en este país árabe, estas informaciones tienen un matiz exclusivamente propagandístico, según señala el autor.
Fue Occidente quien contribuyó a que acabara llegándose a la situación catastrófica en la que se encuentra Yemen al permitir a Arabia Saudí bombardear el país sin ninguna restricción. Además, los países occidentales suministraban a Riad el armamento necesario, entrenaban a sus soldados, enviaban a sus consejeros militares a la zona del conflicto y, sobre todo, ofrecían una cobertura política a nivel internacional.
De la misma manera se calla —en los medios de Occidente— lo que ocurre hoy en día en Brasil, donde los “golpistas apoyados por EEUU tratan de derrocar al gobierno que no es del agrado de Washington”, recalca el autor.
Así, resulta que la prensa en los países occidentales puede denominarse solo “parcialmente libre”, ya que existe una variedad de temas que están prohibidos o al menos resultan demasiado incómodos, asegura el columnista. A su juicio, los medios occidentales “están apretados en un corsé propagandista” respecto a la cubertura de los acontecimientos en Oriente Medio, Ucrania o Rusia.
Esta influencia es sutil, admite el autor. “No hay una gestión directa al estilo de las dictaduras, pero existe un algoritmo para incorporar a los periodistas prometedores dentro de los organismos transatlánticos, y a veces esto ya basta”, destaca Klose.