"Lo más positivo de este viaje es que manifiesta la disposición y el deseo de dialogar con el fin de llegar a un consenso sobre los temas donde seguimos teniendo discrepancias", dijo.
Peskov subrayó que es posible limar las discrepancias a través de un diálogo en vez de intercambiar sanciones y declaraciones con carácter de confrontación, por lo cual, subrayó, el Kremlin aplaude la visita de Juncker.
A la vez subrayó que la visita de Juncker no debe considerarse como una señal del mejoramiento en las relaciones entre Rusia y la UE.
"No lo percibiría con optimismo excesivo y no buscaría en cada paso señales de un cambio brusco", indicó Peskov.
"Se necesitará tiempo, no se puede hacer en una noche", dijo.
A la vez Peskov confió en que se logre cambiar las tendencias actuales en las relaciones con la UE.
"Vemos que varios países europeos, pese a las decisiones tomadas en Bruselas, a nivel bilateral siguen interesados en mejorar las relaciones y ampliar la cooperación con Rusia para compensar las pérdidas que sufrieron en los últimos dos años", dijo.
Las relaciones entre Rusia y Occidente se deterioraron a raíz de la crisis ucraniana y particularmente tras la adhesión de la península de Crimea a Rusia.
EEUU, la UE y otros países occidentales aprobaron varios paquetes de sanciones contra ciudadanos, empresas y sectores enteros de la economía rusa, a lo que Moscú respondió con un veto agroalimentario.
En junio de 2015 en respuesta a la prórroga de las sanciones Rusia prolongó su embargo por otro año más, hasta el 5 de agosto de 2016.