El viceministro se pronunció por "restablecer el nivel de confianza idóneo y normalizar las relaciones" entre la OTAN y Occidente, en general, por un lado, y Rusia, por otro.
"Los colegas occidentales saben bien que estamos dispuestos a tales contactos, la pelota la tienen ellos", señaló Ribakov.
Tras la reincorporación de Crimea a Rusia y la crisis en el este de Ucrania, la OTAN suspendió toda cooperación civil y militar con Moscú aunque al mismo tiempo decidió preservar los canales del diálogo político, la comunicación militar, así como continuar al nivel de embajadores o inferior la labor del Consejo OTAN-Rusia, un foro de consultas bilaterales establecido en 2002.
La última reunión del Consejo OTAN-Rusia tuvo lugar en Bruselas en abril de 2016, tras una pausa de dos años, pero terminó sin resultado.
La OTAN se prepara a celebrar el 8 y el 9 de julio en Varsovia una cumbre que, según Stoltenberg, tiene lugar "en tiempos cruciales" porque la Alianza está reforzando su defensa colectiva a un nivel sin precedentes desde la guerra fría.
Rusia subrayó en reiteradas ocasiones que el aumento del potencial militar de la OTAN, la expansión de sus misiones globales y de la actividad militar, el acercamiento de su infraestructura militar a las fronteras rusas representan una amenaza a la seguridad nacional.