"Una salida de Gran Bretaña de la UE revertiría la tendencia actual hacia el aumento del comercio global y la inversión y los empleos que se están creando, por lo que supondría un grave riesgo para el crecimiento global", señala el comunicado firmado este viernes por los jefes de Estado y de Gobierno de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos.
La votación del 23 de junio en Gran Bretaña no estaba incluida formalmente en el programa de los siete líderes, apenas ha sido discutida y su presencia en la declaración final de 32 páginas ha sido residual.
"No había tema, pero todos los que estábamos sentados aquí queremos que Gran Bretaña siga siendo parte de la Unión Europea", dijo la canciller alemana, Angela Merkel. "Pero la decisión depende de los votantes británicos", puntualizó.
Las encuestas son contradictorias sobre el resultado del referéndum, aunque una mayoría apuntan a una apretada victoria de la permanencia.
El G7 es el último en manifestarse a favor del statu quo después de que los electores británicos hayan escuchado en las últimas semanas las advertencias desde diferentes instituciones y organizaciones.
El G7 también ha sellado "el compromiso a fortalecer las respuestas económicas y emplear más enérgicas y equilibradas políticas para conseguir una fuerte y sostenido tendencia de crecimiento".
La rotunda declaración de intenciones no ha sido acompañada de compromisos tangibles, como es habitual, lo que plantea dudas sobre su eficacia.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, no ha conseguido vencer las reticencias de Alemania y Gran Bretaña a la política de estímulos fiscales que defiende para reanimar una economía nacional con exiguos crecimientos durante dos décadas.