"Corremos el riesgo de hallarnos en el mundo postantibiótico", señaló en relación al caso Thomas Frieden, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).
La Sociedad de Microbiología Americana analizó en su informe el fenómeno: "la superbacteria fue infectada por un minúsculo pedazo de ADN, conocido como plásmido, que le confirió el gen mcr-1, que ofrece resistencia a la colistina".
El estudio, realizado por el centro médico Walter Reed, en EEUU, puso negro sobre blanco que se trata del primer caso de mcr-1 en Norteamérica, pero, al mismo tiempo, destacó la necesidad de proseguir la observación para determinar la frecuencia del gen. A los médicos les preocupa el hecho de que la superbacteria pueda propagarse incluso en un ambiente hospitalario "a menos que sea contenida".
El problema de las bacterias superresistentes existe desde hace décadas. Sin embargo, las empresas farmacéuticas mundiales invierten constantemente en nuevos remedios para contrarrestar las resistencias desarrolladas, según publicó Reuters. Otra vertiente del problema es la prescripción indiscriminada o errónea de antibióticos, que contribuye al incremento de las mutaciones de esta naturaleza.
La bacteria, en la agenda de cumbre del G7
El asunto fue abordado en la cumbre del G7 que tuvo lugar el 27 de mayo en Japón. En el transcurso del encuentro, el Reino Unido exhortó a "redoblar esfuerzos para combatir la superbacteria". El primer ministro británico, David Cameron, indicó que los países desarrollados deben encarar el problema reduciendo el uso de antibióticos y recompensando a las compañías farmacéuticas por crear nuevos remedios.
"En muchos casos los antibióticos han dejado de funcionar. Esto significa que la gente muere a causa de infecciones simples… Si no hacemos nada contra esto, el daño para la economía mundial será de 100.000 millones de dólares, lo que podría derivar en el fin de la medicina moderna tal y como la conocemos", concluyó Cameron.