"La meta fiscal no es una telenovela que deba hacerse por capítulos. Es para ser anunciada de una vez. Nuestras acciones le dirán a la sociedad que la visión de este gobierno es diferente porque no estamos tapando la verdad. Vamos a cambiar eso con responsabilidad fiscal", dijo Jucá en rueda de prensa.
En concreto, la nueva y "realista", como la calificó Meirelles, meta del gobierno brasileño se situó muy por encima de los 96.650 millones de reales (unos 27.460 millones dólares) proyectados por el equipo económico de la presidenta Dilma Rousseff alcanzando en torno a un 2,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).
Sobre la posibilidad de que la meta sea todavía demasiado conservadora, una sospecha de algunos economistas, Meirelles reconoció que "existe margen para la incertidumbre como la regularización de los capitales en el exterior llamada repatriación de capitales o la renegociación de las deudas de los estados".
La cifra todavía no tendría en cuenta los recursos que se destinarán al pago de los intereses de la deuda, por lo que el agujero en las cuentas podría ser mucho mayor, en torno al 10 por ciento del PIB, sin embargo, el ministro Meirelles apuntó que la nueva meta ayudará a crear confianza en los mercados y advirtió que espera su aprobación en el Congreso la semana próxima.
A pesar de que no deberían haber problemas para su aprobación, ya que el gobierno y sus aliados concentran la mayoría en ambas cámaras, es importante resaltar que la meta anterior establecía un superávit primario de 30.500 millones de reales (8.566 millones de dólares) lo que será una muestra de la extrema gravedad de la recesión económica.