"Se trató de un desafío en el propio campo" del Partido de los Trabajadores (PT), observó Grzybowski, cofundador del Foro Social Mundial y director del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (Ibase).
"Las manifestaciones de 2013 fueron de manera dominante de gente que reclamaba más salud, y no más planes de salud, que quería más transporte y no más coches", ejemplificó.
Aunque "no se hable mucho de esto", hubo movimientos sindicales de reivindicación salarial "cuestionando a las direcciones de los sindicatos".
Las protestas comenzaron en grandes ciudades contra el aumento del transporte público e incorporaron reclamos contra los gastos del Estado en la Copa FIFA Confederaciones 2013, la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 a favor de mayores inversiones en educación y salud.
Emergencia de la derecha
El analista advierte como un elemento "curioso" que en las grandes protestas "cuando se expresaba algún apoyo político, era más hacia la extrema derecha" representada por el diputado Eduardo Bolsonaro, defensor de la dictadura militar (1965-1985) y quien dedicó a un torturador recién fallecido su voto en la cámara baja por el impeachment de Rousseff.
Mientras "los otros sectores políticos eran todos rechazados", agregó.
Trago amargo
"La reacción fue muy lenta, porque ella adoptó un programa económico de ajuste que no fue por el que resultó electa" en su segundo mandato en 2014, sino el que defendía su contrincante Aécio Neves, indicó Grzybowski.
"El Gobierno de Dilma se perdió en su propuesta, pero era legítimo", dijo.
Sin embargo, "sectores populares de las grandes ciudades no se sumaron a las manifestaciones contra el impeachment" alegando que "el PT no hizo esto, ni esto ni esto…", relató.
Pérdida de apoyo de los pobres
Estudios de opinión pública muestran cambios "preocupantes", añadió.
El apoyo al PT, a Lula y a Rousseff cayó en una década de 70 por ciento a apenas 10 por ciento entre los sectores más pobres, según encuestas.
Para Grzybowski, "el grueso de la gente pobre esperó a ver qué va a pasar" y no vinculó el impeachment a la desaparición de los programas sociales que podría decidir el presidente interino Michel Temer.
En las calles "no había negros ni gente humilde en las protestas contra Rousseff; los defensores del impeachment era "más homogéneos".
Mientras la defensa de la mandataria se manifestó en movilizaciones variadas de artistas, estudiantes y trabajadores en las que sin embargo los sectores más populares estaban poco representados, observó.
Faltan líderes
Para Grzybowski, "el PT no va a asumir" sus errores, "pero sí va a pasar por un largo proceso de revisión".
Grzybowski advierte que para ocupar ese lugar "estamos con falta de liderazgo, un desafío enorme, porque producir nuevos líderes lleva toda una generación".
Con todo, el analista y activista celebró que hay "resistencia y un debate político que hace tiempo no teníamos".
Si la administración de Temer, que ya ha enfrentado protestas y caceroladas, adopta medidas económicas duras "puede provocar una unificación más amplia de sectores populares en su contra".
Mientras, en el campo de la izquierda "hay muchas cosas para renovar", incluidos los sindicatos y varios movimientos sociales, sentenció.