Formado en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-RJ) y doctorado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), Goldfajn actuó como director de política económica del Banco Central en los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inácio Lula da Silva.
Cabe recordar que la tasa de inflación en estos momentos ronda el 9,28 por ciento mientras que los tipos de interés se sitúan en el 14,25 por ciento anual, es decir, el nivel más elevado en la última década mientras que el Banco Central ya empleó 100.000 millones de dólares en la emisión de contratos cambiales "swaps" con los que busca contener la presión del dólar sobre el real.
Es por ello que la llegada de Goldfajn perseguirá acabar con las operaciones que empeoran el déficit fiscal brasileño ya que según explicó el plan de gobierno del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) "la búsqueda de una menor volatilidad en el mercado del cambio no justifica el inmenso coste fiscal".
Es importante destacar que, el pasado 5 de mayo, la agencia de calificación de riesgos norteamericana Fitch Ratings decidió reducir la nota de la deuda soberana de Brasil de "BB+" a "BB" con perspectiva negativa lo que significa que podrá ser nuevamente revisada a corto plazo.
De esta manera, la nota sobre la deuda brasileña se situó dos niveles por debajo del grado de inversión lo que parece indicar que la mayor economía de América Latina no tendrá opciones de recuperar el sello de buen pagador ya que su deuda podría alcanzar, según Fitch, el 80 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2017.
Más aquí: Presidente interino brasileño admite que no podrá "hacer milagros" en dos años
En el comunicado oficial, Fitch destacó que la rebaja reflejó las dificultades del gobierno en equilibrar las cuentas públicas, la contracción mayor de lo prevista de su economía, que estipuló en un 3,8 por ciento del PIB en el presente año, así como el fracaso por generar credibilidad fiscal entre los inversores.