El jurado honorable del concurso estaba formado por tres sistemas de inteligencia artificial.
El primer programa RYNKL, diseñado por la citada empresa, evaluó la cantidad de arrugas tomando en consideración el género, la edad y la raza de los participantes.
El segundo sistema, MADIS, se encargó de evaluar la concordancia del semblante de las personas con las normas de belleza aceptadas en la sociedad.
Para poder participar en el concurso, los modelos tenían que hacer un selfie de su rostro sin maquillaje —o sin barba, para los hombres— y cargarlo en la aplicación Beauty AI.
De las 5 mil fotos que fueron enviadas al jurado, los robots reconocieron que la mejor imagen pertenecía a la modelo Polina Repik.
Los diseñadores de Beauty AI han abierto la convocatoria para las personas que deseen participar en el segundo concurso de belleza juzgado por robots el 1 de agosto de 2016.
“Cuando pusimos en marcha el primer concurso Beauty AI, no pensábamos que este se hiciera tan popular (…) Estoy segura de que en unas décadas, los concursos de esta índole serán muy comunes”, ha declarado la ejecutiva de la empresa Youth Laboratories, Anastasia Georgievskaya.
Estos algoritmos pueden ser el primer paso hacia los programas que permitan a las inteligencias artificiales ‘entender’ las emociones de las personas al analizar su apariencia, y así comportarse de manera adecuada.