Estados Unidos "percibe aires de cambio y aumenta el acompañamiento al Gobierno desde el Congreso para que se presione a Caracas, porque su evaluación es que la situación venezolana ha empeorado el último año y medio", dijo a Sputnik Nóvosti Carlos Luna, profesor de Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela.
El presidente, Nicolás Maduro, dijo horas después en un acto con trabajadores petroleros que "la clase obrera tiene que salir a la calle este 1 de mayo a repudiar el intervencionismo gringo. El Senado estadounidense sanciona a Venezuela por tres años más".
Con base en esa ley, el presidente Barack Obama declaró a Venezuela "amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad" de su país, y sancionó con retiro de visas y congelación de bienes a siete altos funcionarios venezolanos —seis militares y un civil- que en su opinión violaron derechos humanos de opositores.
"El mensaje que Estados Unidos trata de enviar es que Venezuela, si bien no es una dictadura, es una democracia enferma o autocracia competitiva, sin adecuado equilibrio de poderes o respeto a las instituciones y a los derechos de las minorías", dijo Luna.
Diputados de la mayoría opositora en la Asamblea Nacional de Venezuela viajaron esta semana a Washington para entrevistarse con senadores y responsables de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Las relaciones diplomáticas y políticas entre Caracas y Washington están dominadas desde hace años por un discurso de confrontación muy elevado, aunque sin afectar el comercio petrolero binacional.