"Llegó la hora de cambiar el enfoque y comenzar con nuestro país", escribe el experto en su artículo.
En varios artículos que saldrán a la luz pronto, se señala que los intentos de difundir la democracia no terminaron como se esperaba.
"Las historias exitosas, como la reciente caída de la dictadura militar en Birmania pueden ser balanceados con el número de fracasos palpables en Libia, Yemen, Irak, y el obvio retroceso en Turquía, Hungría, Rusia, Polonia y otros lugares, así como también el deterioro de las democracias en la UE y EEUU".
Aunque el autor asegura que "un número mayoritario de democracias en el mundo favorecería a la humanidad" porque "las democracias son menos propensas a pelear entre sí", sin embargo, cuestiona las probabilidades reales de alcanzar esta meta.
"Primero, el orden exitoso social depende no solo de la constitución escrita o de elecciones, sino también de otras cosas. Muchos elementos sociales necesitaron de mucho tiempo para llegar a donde están hoy para funcionar bien y perdurar. Las democracias eficaces occidentales tardaron siglos, a menudo enfrentando procesos polémicos, hasta violentos", afirma el experto.
"Segundo, el uso de la fuerza casi siempre desemboca en la resistencia violenta. El nacionalismo y otras formas de identidad local todavía son rasgos que caracterizan al mundo contemporáneo, y a la mayoría de las personas no les gusta la idea de seguir las órdenes de invasores bien armados". Además, el privar a ciertos grupos de su poder durante las reformas democráticas, suele desembocar en que tomen las armas y se opongan.
"Para colmo, los invasores extranjeros en raras ocasiones pueden elegir a una persona para designar a los altos cargos".
"Crear democracias en el extranjero es un proyecto grande de ingeniería social y esperar que las potencias en el exterior lo hagan de manera efectiva, es lo mismo que construir una central nuclear en una zona de terremoto. En ambos casos hay estar preparado para una catástrofe inminente".
El politólogo también propone dos enfoques para promover la democracia.
Entre las causas que perjudican la imagen de EEUU destaca a Guantánamo, homicidios intencionales, el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional y la renuencia a exigir la responsabilidad de las personas poderosas por sus fechorías.
"En pocas palabras, EEUU tendrá más éxito promoviendo democracia en otros países al alcanzar sus ideales en casa", concluye el autor.