La tragedia ocurrida la tarde del miércoles, con un saldo provisional de 24 empleados muertos, 136 heridos y una hectárea del corazón del complejo industrial destruido, dejará fuera de servicio a la planta por lo menos un año, dijo el petrolero que trabajó en los años 80 en la fundación de Pajaritos
Esa criticada alianza público-privada, se logró gracias a una rendija legal, para la asociación de Pemex y Mexichem, antes de que entrara en vigor la Reforma Energética con la cual el presidente Enrique Peña abrió la industria petrolera a la inversión privada.
"Hubo muchas críticas, la alianza buscaba ser el principal proveedor nacional de PVC, el más versátil plástico de poli-cloruro de vinilo", dice el veterano petrolero, recién jubilado de Pemex.
Y antes de la polémica alianza, bautizada desde entonces Petroquímica Mexicana de Vinilo (PMV), la vieja planta fue remozada con una inversión de Pemex de unos 10 millones de dólares, para instalar nuevos tanques de enfriamiento e infraestructura mecánica.
En la primera era, en las plantas bautizadas Colorados Uno y Colorados Dos, la planta industrial llegó a producir hasta 100.000 toneladas anuales de productos petroquímicos, pero un accidente en 1990, llevó a su reconfiguración y nació la actual Cloruros Tres –recuerda el ingeniero Castro–, que en 2015 ya producía casi el doble con 180.000 toneladas de petroquímicos.

Pemex se propuso metas ambiciosas con la alianza: lograr una mayor producción en la cadena cloro vinilo; eliminar importaciones de sosa; disminuir la importación de monómero de cloruro de vinilo (VCM); e integrar directamente la producción de cloro.
Era un proyecto estratégico para rescatar un viejo emblema.
Planta laboral recortada e inexperta
El nudo de la negociación fue, como siempre, el futuro de la planta laboral.
Pemex, la gran caja chica del gobierno federal desde la nacionalización petrolera de 1938, había disparado arriba de los estándares internacionales, a 2.000 trabajadores; pero la nueva alianza consideraba que eran suficientes 800 petroleros, y en el momento de la explosión, trabajaban en la planta 400 trabajadores.
Sin embargo, "hoy se acusa a Mexichem de mantener solo a 700 trabajadores con aval de Pemex, llenando el resto de la nómina laboral con personal inexperto", es decir unos 500 trabajadores más manejaban material explosivo sin autorización de la petrolera estatal, publicó este viernes en su columna del diario El Universal, el experto financiero Alberto Barranco.
Hay otro detalle en la historia de la petroquímica: la materia prima para el complejo la proveía la empresa Cloro de Tehuantepec, la más grande de su tipo en México, colindante al complejo industrial, por razones técnicas, su traslado es crítico.
Esa planta fue comprada por Mexichem antes de la alianza con Pemex, abriendo el camino a la fusión: vendía materia prima extraída del mar y compraba plástico como productor terminado.
"El cloro y el etileno son la materia prima del proceso, son materias muy volátiles, mediante el calentamiento de la salmuera marina, rica en cloruro de sodio, es decir, la sal, se extrae el cloro para mezclar con el etileno, y además sosa cáustica", explica el ingeniero jubilado de Pemex.
La empresa Cloro de Tehuantepec pierde así a su cliente en el vecino complejo petroquímico: "proveía la materia básica, el cloro, y además sosa cáustica".
Y ese producto no podrá ser ofrecido a otras plantas, porque su traslado es muy delicado, "debe estar a pie del complejo", explica el experto.
"Lamento este final, por las vidas perdidas de petroleros y porque trabajé en Pajaritos en los años 80, diseñé la ingeniería que se levantó entre 1978 y 1980, y la planta estaba en operación en 1984, hace más de 30 años, la primera de su tipo en México", expresa Castro con nostalgia.
Sus materias primas, provenientes de Salmuera de Jaltipan, en el sureño estado de Veracruz, el cloro de Pajaritos Veracruz, antes Cloro de Tehuantepec, y el etileno, suministrado por Pemex Etileno, producido en la Planta Cangrejera, de ese mismo estado "son plantas de gran capacidad que estarán paradas por un buen tiempo, por lo menos un año", puntualiza el ingeniero Castro.
El futuro es desalentador: "el gran productor nacional de cloruro de vinilo se ha venido abajo, habrá desabasto y ahora habrá que importar: el PCV para toda la industria del plástico derivada de este producto petroquímico".